La alquimia árabe del Medioevo y el Renacimiento europeo.  

  

 

El padre de Musa, hijo de Hayyan, Jabir Al-Sufi (Abu Musa  Ibn Hayyan Jabir Al-Sufi), Geber para Occidente, resumió los adelantos de la alquimia árabe y su visión de la diversidad como la combinación de los principios presentes en el azufre (sólido, combustible, amarillo) con aquellos contenidos en el mercurio (líquido, metálico y volátil)

 

 

 

 

 

 La Casa de la Sabiduría fundada en Bagdad, promovió un auge extraordinario de la Matemática, la Astronomía y la Alquimia árabe.

En esta Institución que propicia la profesionalización del trabajo científico se afirma trabajaron también en armonía  sabios judíos y cristianos. Este beber de diferentes culturas contribuyó al liderazgo árabe en la noche medieval europea.

 

 

 

  

 

Las primeras universidades europeas    se fundan en el siglo XII. Su misión, acorde con los aires de la época, fue servir de marco institucional para la expansión de los conocimientos. De cualquier modo el curriculum universitario nace dominado por la subordinación de la filosofía a la teología y    por el Trivium de la Teología, el Derecho y la Medicina. Entre ellas la medicina sería durante siglos la aliada natural   del desarrollo de las ciencias naturales. En particular  representó la cantera de los primeros químicos, unos cinco siglos más tarde.  

 

   

 

 

Ibn Sena (en Occidente conocido por Avicena) considerado uno de los precursores de la Farmacia moderna refutaba la orientación alquimista de la transmutación de los metales y abogaba por el estudio de la preparación del al-iksir curativo no    del supuesto elixir para

la eterna juventud.

 

 

 

 

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San Alberto Magno,  

(1200 - 1280).  Patrón de los que estudian Ciencias Naturales,  "Doctor Universalis", corrió

mejor suerte que su contemporáneo Roger Bacon (1212 - 1294), "Doctor Admirable", que tuvo que pagar por sus ideas revolucionarias referente a la ciencia,

diez años de prisión.

 

 

  

 

 

 

 :Leonardo de Vinci (1452-1519), fue el más universal de sus contemporáneos. Su profundo amor por el conocimiento y la investigación fue la clave tanto de su comportamiento artístico como científico. Sus innovaciones en el campo de la pintura determinaron la     evolución del arte italiano durante más de un siglo después de su muerte; sus investigaciones científicas —sobre todo en las áreas de anatomía, óptica e hidráulica— anticiparon muchos de los avances de la ciencia moderna.

   

 

 

 

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Copérnico inició una verdadera revolución en

el campo de la Astronomía. Sus ideas se oponían al modelo geocéntrico refrendado por la Iglesia y esto le valió para ser criticado e ignorado el valor de su obra durante más de un siglo. Sin embargo Copérnico conservó el paradigma de trayectoria circular de los planetas lo cual llevó a tener que recurrir al igual que Ptolomeo a los epiciclos y otras figuras geométricas.

 

 

 

 

 Residente en la más grande región minera europea del siglo XVI, Georg Bauer (Agrícola) es considerado como el padre de la mineralogía. Despojada de la especulación alquimista es la obra de Agrícola el primer tratado de mineralogía fundamentado en la observación, la práctica y las técnicas industriales más avanzadas de la época.

 

 

 

 

 

 

 

Retrato de Paracelso por Rubens.

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Paracelso  inicia un movimiento conocido como iatroquímica o química médica. Médico de profesión se dedicó a formular preparados minerales fuertemente activos de mercurio, arsénico y antimonio. Aunque hereda el lenguaje místico de los alquimistas, sus ideas representaron un punto  de viraje, pues su quinta esencia no es fruto del anhelo estéril de transformación de          metales en oro, sino fuente iniciadora, aún expresada vagamente, de la quimioterapia que siglos más tarde fundara Paul Erlich con el preparado arsenical conocido como salvarsán.

 Noche medieval europea y resplandor de la cultura árabe

La inestabilidad política en el mundo romano condujo a que en el año 395 se produjera su división en una región occidental y otra oriental. Este proceso de desintegración se corona casi un siglo más tarde con la ascensión al poder de Odoacro (476), bárbaro romanizado, que disuelve el imperio occidental dando paso al imperio medieval de los Papas y Patriarcas cristianos.

La influencia del cristianismo sobre el lento desarrollo del conocimiento científico en todo este período se explica atendiendo a los nuevos esquemas de pensamiento que esta religión portaba y a los intereses que defendía la nueva estructura del poder eclesiástico. Las principales preguntas y cuestionamientos que se hicieron los pensadores anteriores quedarían encadenadas por un dogma: sólo hay conocimiento en Dios y genuina vida en la fe. Se pretendió que el hombre cristiano se preocupara más por su alma eterna que por sus relaciones con los fenómenos naturales y la posible penetración en la esencia de los mismos mediante el estudio y el razonamiento. Agustín (354 – 430) es uno de los principales exponentes de esta corriente filosófica.

 

Hasta el cierre definitivo de la Academia en el siglo VI por el emperador Justiniano, la pálida producción del conocimiento filosófico de la época se asocia a la traducción de clásicos y al replanteamiento de las ideas contenidas en los sistemas de Platón y Aristóteles.

 Boecio (47? – 525) aborda un problema con el cual se cierra un estadio en el desarrollo del pensamiento occidental que se reabriría al debate con el renacimiento de la cultura: se trata de examinar el grado de realidad o significación atribuible a “los géneros y las especies”, a los conceptos más generales. Tal cuestionamiento apunta hacia la prefiguración de dos corrientes epistemológicas: el realismo y el nominalismo.

 De cualquier modo, paralela a la noche medieval europea, resplandeció la cultura árabe, y en el Oriente tuvieron lugar desarrollos notables. En el propio contexto europeo tuvieron lugar determinados avances y en la segunda etapa de este período, Europa occidental comenzó a recuperar el liderazgo científico.

 

La expansión del dominio árabe a la altura del siglo VI por el oeste de Asia y el norte de África; los contactos con restos de la herencia cultural griega en Persia y Egipto; y los intercambios con la India y China, fueron elementos que conformaron una asimilación multicultural de la cual emergen numerosos logros en particular en las Matemáticas, la Astronomía y la Alquimia.  

 El rescate por los árabes de la Khemeia conservada por la secta de los Nestorianos en Persia, se transforma en un importante florecimiento de la Al-Kimia que potencia la fundación de una Farmacopea en Arabia.

 Del contexto chino conocen los árabes el invento de la porcelana y el propósito de obtener oro para elaborar un elíxir de "larga vida". Vuelve a ser el oro fuente impulsora del conocimiento prequímico pero ahora en  otra dirección: la búsqueda de un elíxir de la eterna juventud. También los árabes conocieron el descubrimiento chino de los materiales pirotécnicos y la pólvora, razón por la cual llamaron a las luces de bengala "flechas chinas". 

 A partir del 750 y hasta el siglo XIII la Escuela de Farmacia de Arabia produce notables avances. El primer trabajo de este período, universalmente reconocido como un resumen de los conocimientos alquímicos acopiados en la época, es la obra de Abu Musa Jabir al-Sufi, llamado Geber en Occidente (760 – 815). A través de él conocemos que los alquimistas árabes trabajaron fundamentalmente con los metales oro y mercurio, con los elementos no metálicos arsénico y azufre, y con los compuestos formados por sales y ácidos.

 Los alquimistas árabes concebían los metales y en general la diversidad de la sustancias como el resultado de la combinación de dos principios representados por el azufre (sólido, combustible y amarillo) y el mercurio (líquido, metálico, y volátil). Confiaban en la transmutación de las sustancias y aunque sus hipótesis de partida fueran falsas iban desarrollando procedimientos experimentales para el tratamiento de las sustancias y descubrían nuevos productos, entre los que cabe mencionar el cloruro de amonio y el carbonato de plomo así como la destilación del vinagre para obtener el ácido acético concentrado, el ácido más empleado a partir de entonces en las recetas y digestiones alquimistas. 

 Abu Bakr Muhammed Ibn Zakariya Al-Rhazi (Rhazes, 850 – 925) escribió una verdadera enciclopedia médica. Es el primero que inicia las aplicaciones de las sustancias químicas en la medicina despojada de todo sentido místico al emplear el yeso, de acuerdo con sus propiedades, en la inmovilización de los huesos fracturados. Se le atribuye además el   descubrimiento del antimonio metálico.

 Abu Ali Al-Hussaín Ibn Sena (Avicena, 979 – 1037), es considerado por muchos como el médico más importante en el período que media entre el Imperio Romano y los orígenes de la ciencia moderna. En su famosa obra Kitab ash-Shifa (El libro de las Curaciones) proclama como el principal objetivo de la Alquimia la preparación de sustancias para combatir las enfermedades y declara estéril el estudio de la transmutación de los metales en Oro.

 Después de Avicena vendría el ocaso del mundo árabe, como resultado de las invasiones de turcos y mongoles.

 A finales del siglo VIII el emperador Carlo Magno (742 – 814),  ordena la creación de escuelas destinadas a enseñar rudimentos de lectura, aritmética y gramática. Se abren escuelas anexas a las catedrales e iglesias de las poblaciones más importantes, gestándose para la época una verdadera revolución educativa. Si embargo hasta bien entrado el siglo XI no existía una educación que pudiera salir de un nivel elemental.

 En los siglos XI – XIV corre la época del florecimiento del feudalismo. Crecen las ciudades y se desarrollan las relaciones monetario mercantiles.  En este período, el siglo XII marca un reencuentro con el saber antiguo. Se advierte una reactivación de los viajes y el florecimiento de relaciones comerciales estrechas entre el occidente y el oriente.

 En la transmisión hacia Europa de la cultura grecolatina conservada por los árabes, un papel muy destacado desempeñó el filósofo y “físico” árabe del al-andalús medieval, Abul Waled Muhammad ibn Rusd, conocido como Averroes (1126 – 1198). En filosofía fue defensor de la doctrina de la doble verdad, la verdad de la filosofía natural y la verdad de la teología que más tarde se abrirá paso en Europa. 

 A partir de la reconquista en 1085 de la ciudad de Toledo por el rey Alfonso VI,  se desarrolla un movimiento de traducción gracias al cual son recuperadas para el saber occidental numerosas obras del mundo clásico greco latino. Un destacado exponente de este movimiento fue Gerardo de Cremona (1114 – 1187) quien instalado en Toledo durante buena parte de su vida, contribuyó a la traducción de más de noventa tratados árabes. Así, el interés por las ciencias despertado a partir de entonces no puede ser separado del encontronazo entre dos culturas.

 La naturaleza de los contactos con el Oriente tiene otra expresión en las Cruzadas que se iniciaran con la proclama lanzada por el papa Urbano II en 1095 y en la reconquista que llevan a cabo los cristianos españoles de los territorios perdidos ante el Islam.

 Es en este contexto histórico que se fundan las primeras universidades europeas con el propósito de servir de instrumento para la expansión de los nuevos conocimientos y transmitir la herencia cultural a las nuevas generaciones.  En el trivium de  Teología, Derecho y Medicina que dominara el currículo universitario, la Medicina se erigía como la disciplina que demandaba el desarrollo de estudios experimentales. Pronto, célebres " "Doctores" serían los impulsores de la alquimia europea.

 Alberto Magno (1200 – 1280) es considerado el primer alquimista europeo. A sus trabajos se debe el descubrimiento del arsénico en forma casi pura y algunos le atribuyen, de forma compartida, los estudios sobre la mezcla explosiva de nitrato de potasio, carbón vegetal y azufre (pólvora). En realidad los chinos desde el siglo VI conocían de la formulación de un explosivo del tipo de la pólvora con el cual construían cohetes que los árabes conocieron en el siglo VII.

 Se le reconoce a Alberto Magno, ser uno de los artífices de la doctrina de "la doble verdad". La solución al debate entre la razón y la fe debió pasar por el filtro ideológico que admitiera al hombre la posibilidad y capacidad de estudiar el escenario natural creado por Dios, abriendo un espacio a la "filosofía de la naturaleza". De cualquier manera, no cesaría la censura del poder eclesiástico que obstaculizó el desarrollo y en ocasiones condujo a sanciones de prisión y horrendos crímenes.

 Roger Bacon (1212 - 1294) fue como Alberto  sacerdote, y como a él se le atribuyó también resultados con mezclas explosivas del tipo de la pólvora. Poco después, apenas iniciado el siglo XIV otro monje, Berthold Schwarz, describió el método de utilizar la pólvora para impulsar un proyectil con lo cual se inicia su negra aplicación en la guerra. Bacon no sólo sobresale por sus estudios alquímicos sino también aborda problemas de la Óptica y la Astronomía. Pero Bacon no corrió igual suerte que su contemporáneo Alberto. En 1278 el que fuera más tarde Papa Nicolás IV prohibió la lectura de sus libros y ordenó su encarcelamiento que se extendió durante 10 años. Su obra mayor Opus Malus se editó y publicó en el siglo XVIII.  

 El más importante de los alquimistas europeos que firmaba sus documentos como Geber (el famoso alquimista árabe que viviera dos siglos antes) fue el primero en describir, hacia el año 1300, la forma de preparar dos ácidos fuertes minerales: el ácido sulfúrico y el ácido nítrico.  Poco tiempo después de Geber el estudio de la alquimia, por segunda vez en la historia, sería prohibido. En esta ocasión corresponde al Papa Juan XXII (Papa de 1316 al 1334) declararlo anatema. Sobrevendrían largos años de silencio o acaso de clandestinidad de la Alquimia que impidiera llegar hasta nosotros cualquier conocimiento producido.   

Europa recupera el liderazgo científico.

 Los tres procesos más trascendentes de los siglos XV y XVI fueron:

·       El Renacimiento que representó un redescubrimiento del saber griego y alentó un espíritu de confrontación con las viejas ideas.

·       El descubrimiento de nuevas rutas marítimas que lograron la expansión de un comercio creciente condicionado por el surgimiento de la economía capitalista,  y la conquista de "un nuevo mundo". 

 ·       El desarrollo de los intereses nacionales que diera origen al nacimiento de los estados. Estos intereses económicos se reflejaron en el movimiento de las reformas religiosas (siglo XVI) que condujo a una flexibilización del control de la Iglesia sobre el proceso de construcción del conocimiento.

 

Además, fueron acontecimientos importantes:

·       La toma de Constantinopla por los turcos (1453) que significa la caída del último reducto de la herencia cultural grecorromana y el éxodo de los eruditos que trasladan consigo hacia Europa numerosas fuentes del antiguo saber griego.    

·      La inauguración de la primera imprenta práctica por Johan Gutenberg (1397 – 1468) con lo cual se alcanza una reproducción y difusión  del conocimiento escrito no imaginado en épocas anteriores.

En este telón de fondo social,  corresponde al siglo XVI el inicio de una revolución en la historia de la Astronomía  como fruto de las aportaciones del astrónomo polaco Nicolás Copérnico (1473 – 1543). Copérnico dedicó la mayor parte de su vida a la Astronomía y realizó un nuevo catálogo de estrellas a partir de observaciones personales. Debe gran parte de su fama a su obra De revolutionibus orbium caelestium (Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes, 1543), donde analiza críticamente la teoría de Tolomeo de un Universo geocéntrico y muestra que los movimientos planetarios se pueden explicar atribuyendo una posición central al Sol.

 

Sin embargo estas ideas fueron rechazadas durante su siglo y el siguiente debido a la ortodoxia católica, luterana (en la persona del propio Lutero) y calvinista. Estas ideas de Copérnico solo fueron aceptadas sin reservas por los neoplatónicos representados por Giordano Bruno (1548 – 1600) y Johannes Kepler (1571 - 1630). Precisamente fue Kepler, copernicano convencido, quien llevara la Astronomía a un nivel bien fundamentado al enunciar sus famosas leyes del movimiento de los cuerpos celestes.  

 Al tiempo que la Astronomía ahora en Europa sufre un despegue, el siglo XVI representa un despertar en el desarrollo del pensamiento matemático, y  para la Alquimia un momento de consolidación en la búsqueda de sustancias para fines medicinales.

 Después de siglos de predominio de las ideas aristotélicas sobre la simpatía de los cuerpos cargados eléctricamente y entre los atraídos por un imán y este, la obra de William Gilbert (1544 - 1603) "De Magnete", publicada en el mismo 1600 representa un punto de inflexión en los estudios sobre los fenómenos electromagnéticos. Gilbert, perteneciente a esa legión de egresados de Medicina según el currículo medieval que se ganan la vida cómo médicos (William sirvió en la corte de Isabel I), pero sienten la necesidad de investigar en otros campos, desarrolla las ideas primarias sobre el carácter sustancial de la electricidad  al atribuirle propiedades semejantes a la de los fluidos, nociones que encajan bien con las primeras hipótesis sobre las diferentes formas de la energía que serían refinadas más de un siglo después. También se le atribuye el descubrimiento del magnetismo terrestre.

 Los médicos continuaron siendo en esta época los aliados del desarrollo de la Alquimia. Los más sobresalientes representantes de este nuevo movimiento europeo, que tiene sus antecedentes en la Farmacia Árabe, fueron el alemán, Georg Bauer (conocido como Georgius Agrícola, 1494 – 1555) y el suizo, T. Bombastus (Paracelso, 1493 – 1541).

 La obra más conocida de Agrícola, publicada póstumamente en 1556, "De Re Metallica" expone magistralmente los principales aportes de los alquimistas en el estudio de las transformaciones de los minerales convirtiéndose en un tratado sobre los problemas de la extracción y el tratamiento de los minerales. Supo lidiar el trabajo investigativo con la política y al morir era alcalde de su ciudad, Chemnitz.

 Paracelso, funda una escuela que pretende estudiar los métodos de preparación de minerales con fines medicinales y niega la posibilidad de la transmutación de los metales. La piedra filosofal es reconceptualizada como el elíxir de la vida. Utilizó el azufre y el mercurio en la elaboración de preparados para combatir la sífilis y el bocio. Se considera por algunos un precursor de la homeopatía al aplicar en sus remedios el precepto de que "lo similar cura lo similar". Se afirma que sus encendidas críticas a la práctica médica de la época le trajeron el rechazo de la comunidad médica. Una aportación concreta de Paracelso al desarrollo de la Alquimia viene dado por su descubrimiento del zinc metálico.

 El médico y metalurgo sajón Andreas Libavius (1540? – 1616) cierra el siglo XVI con la publicación de su libro “Alchemia”. Este libro viene a representar el primer manual de Química de la Historia, constituyendo un texto, durante muchos años para la enseñanza de la Química a médicos y farmacéuticos. Fue el primero en describir la forma de preparar el tercer ácido fuerte mineral, el ácido clorhídrico y la mezcla que atacaría al oro y recibiría el nombre de agua regia. Libavius compartía el criterio de Paracelso sobre la función principal de la alquimia, pero reconocía la posibilidad de la transmutación de los metales.

Mientras la Matemática avanza,  la Alquimia agoniza para dar paso a una ciencia experimental,  y la Física, luego de generar un cambio de paradigma en la Astronomía que se mantuvo vigente durante más de mil años, profundiza en la modelación del movimiento mecánico de los cuerpos. Se fertiliza así el terreno para cristalizar la obra de Newton en el siglo XVII. Toda la Ciencia posterior iba a recibir su impacto...

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